¿Dónde están los libros de Fantasía en bibliotecas y librerías? Muchos best sellers fantásticos juveniles, pero no Fantasía. Acá reflexiono sobre la necesidad de difundir estas obras para lectores jóvenes que busquen experiencias de lectura distintas, como las que tuvimos nosotros.
Inicialmente había empezado este texto con el título “En busca de la Fantasía”, pero al final terminé descartándolo por la amplitud de su resonancia. ¿Cuánto podría significar semejantes palabras? Demasiado: básicamente lo que yo misma, con mayor y menor fortuna, he hecho mi vida entera. Buscar la Fantasía: ir tras ella como una huella cada vez más difusa en el camino, perderse en palabras ajenas de libros de hojas amarillas o blancas tras nombres olvidados o marginados, llorar lágrimas tibias que quemen la hiedra de la muerte o traigan a la realidad un recuerdo de Faërie, como una flor imperecedera.
En realidad, algo de eso hay en el verdadero tema que quisiera comentar en estas líneas, que serán más experimentales e íntimas que de costumbre: la publicación contemporánea de las obras literarias de Fantasía, su difusión y su hallazgo. Porque sin obras de Fantasía, evidentemente, no puede haber nada de lo anterior, y la literatura en especial —acaso la única magia que vale la pena conjurar— tienen el don de contarnos un mundo y una historia que sólo existe en la medida en que nos entregamos a sus palabras, una abstracción mucho más escurridiza que el sonido o los colores.
- 3/29/2014
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