En la entrada anterior dedicada a la iniciativa #ReadWomen2014, intenté explicar el sentido original de esta propuesta y plantear algunos posibles alcances de su potencial relevancia: permitirnos cuestionar los sesgos de nuestras prácticas lectoras, preguntarnos cuáles podrían ser los mecanismos de invisibilización y censura que el poder (industrias lectoras, centros lectores, crítica o universidades) ejerce en nosotros y, en fin, hacer de nuestro redescubrimiento de autoras un hallazgo constante, no limitado a un mero año ni a una campaña de moda.
En esta segunda entrada, he decidido centrarme en la literatura de imaginación, concepto que emplearé para abarcar lo fantástico, la Fantasía, la ciencia ficción y el terror, entre otras estéticas, si bien en este texto me centraré más en las dos primeras. Como es de esperar, en este caso el problema descrito anteriormente se agudiza. La cantidad de autoras reconocidas, criticadas, publicadas o siquiera leídas sigue siendo significativamente inferior a la de los autores, a pesar de que esta cifra ha ido en aumento en los últimos años.
- 1/11/2015
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