Uno de los proyectos más inesperados y lindos en los que estuve trabajando en 2021-2022 fue la escritura de este ensayo: Érase una vez siete estrellas: Super Mario RPG. Esta obra se ha publicado en la editorial española Héroes de Papel, dedicada a la edición de libros de videojuegos como arte y cultura, en su colección Memorias del RPG. Puede conseguirse aquí.
Siempre he amado los JRPGs, pero Super Mario RPG fue el primero de ellos. Este título fue el que me descubrió este género cuando aún era una niña. Con el tiempo, sentí también que fue la primera vez en la que comprendí que un videojuego podía contar historias con algo más de hondura narrativa que el plataformas promedio, que era lo que más jugaba entonces. Que además fuese esta una historia de mi muy querido Mario y sus amigos (y enemigos) fue algo muy entrañable y adecuado a esos difíciles años del fin de mi infancia.
Pero lo principal fue el aspecto narrativo del JRPG. Esto me cautivó tanto que, en mi adolescencia, me hizo traicionar por primera vez a Nintendo y optar por una Playstation antes que por la Nintendo 64, debido a la escasez de títulos del género en esta consola. Jamás me he arrepentido de mi elección, porque así conocí la saga de Final Fantasy y otras series y títulos de la entonces Squaresoft, en la mejor de sus formas. Además, varios de estos títulos influyeron mucho, a su manera, en mi Obra Mayor; sin duda, haberlos conocido en esa etapa tan temprana de formación como escritora fue una experiencia irremplazable.
Pero Super Mario RPG nunca abandonó su sitial destacado en mi corazón, incluso tras haber jugado un sinfín de RPGs ciertamente superiores en todos los aspectos posibles. Por el contrario, mientras más vieja me hacía, más valoraba aquel juego tierno y tontino, sencillo y bonito. Como me pasó también en la adultez con otras obras importantes en mi infancia (”El patito feo”, por ejemplo), por fin en mis años más maduros llegué a estar en condiciones de entender por qué había amado lo que había amado en esos frágiles e intensos años. Y también llegué a contar con herramientas interpretativas para poder desentrañar mejor esas claves, que entonces fueron pura intuición y corazón en mi yo infantil.
Super Mario RPG, así, se me descubrió como una historia favorita porque era, en realidad, un cuento de hadas contemporáneo.
La primera vez que abordé esta idea fue en el ensayo “Había una vez siete estrellas: Super Mario RPG como cuento de hadas”, que se publicó en 2015 en la revista española Presura. Videojuegos, cultura y sociedad, dirigida por el historiador Alberto Venegas. En este texto está la semilla de esta publicación, una de las partes que más disfruté escribir.
En esos años, tras los primeros desastres con el mundillo literario de género local, corté lazos y puentes y recalé en otro espacio, principalmente en Twitter: el campo cultural español de los videojuegos, desarrollado por todo tipo de periodistas, escritores y académicos que no amaban ya solo al videojuego como producto de pasatiempo, sino como producto artístico, ideológico y cultural.
En este campo encontré muchísima mejor prosa, más sustancia intelectual y más amor sincero por el objeto de trabajo que lo que había en los escritores de género de Chile. Me dediqué entonces, por unos años, a escribir de videojuegos de Fantasía desde enfoques ensayísticos en estas páginas extranjeras. Que yo no fuera española incidió en que nunca fuese demasiado conocida en esos lares, pero llegué a varias personas correctas. Una de ellas fue la escritora sevillana Mariela González, con la que iniciamos una amistad virtual, mayormente epistolar, que continúa hasta hoy. Mariela es una de las personas con la que más he conectado a nivel estético en nuestras sendas relaciones con la Fantasía.
Mis textos se publicaron en webs como Deus Ex Machina, Zehn Games, Start Videojuegos y Presura. También aparecieron en sendas publicaciones impresas de Deus Ex Machina, en las que pude orgullosamente ocupar espacio en un libro antológico con autores cuya escritura admiraba con apasionada sinceridad. Incluso mi trabajo en estas líneas me valió un viaje ¡pagado! por la UNAM a México para participar en una conferencia sobre videojuegos, donde pude conocer en persona a la bella escritora Gabriela Damián.
En los últimos años he dejado de escribir de videojuegos en estos espacios, más que nada por estar jugando sobre todo a títulos Nintenderos, que me inspiran más a escribir textos testimoniales (como este o este) en vez de propiamente críticos. Pero sin duda este campo ha sido muy importante en mi desarrollo, y espero algún día retomarlo desde un enfoque más maduro.
Igualmente, esta mundo trajo a mi TL de Twitter a gente muy bella, inteligente y apasionada, de la que he aprendido y a la que sigo admirando mucho.
Esta obra no habría sido posible sin el muy variado trabajo intelectual de personas como Diego Barrera (¡el único chileno!), Eva Cid, Mariela González, Lucas Ramada, Hugo Gris, Guillermo Martínez, Tomás Grau o Alberto Venegas, entre otros, que me inspiraron a pensar y repensar los videojuegos y templar mis propias palabras para escribir de estas experiencias. Aun hoy, sigo descubriendo nuevas voces y formas, cuya prosa y pensamiento siguen deslumbrándome.
Gracias a personas como estas pude recuperar para mí los videojuegos, de los que me había ido distanciado en el tiempo. Aunque este no es exactamente mi hogar, porque este es la Fantasía literaria, siempre habrá espacio en mi corazón para la Fantasía videolúdica. Este libro de Super Mario RPG fue el primero, pero quizá (muy) a futuro vengan otros trabajos en ese mismo espíritu.
Y ha sido el primero porque a él le debo mucho. No puedo ocultar que la motivación principal para escribir esta obra fue la Paula niña, que amó este juego con todo su corazón, tanto en su maravilla y humor constantes como en su melancolía final. Pero, ante todo, que junto a él resistió ante un mundo sumamente hostil e inefable.
En esos años, yo estaba muy sola porque estaba rodeada de gente que me despreciaba por “rara” o que, aunque me apreciaba vagamente por las razones equivocadas, no podía entenderme. Solo cuando crecí y tuve al fin la capacidad de cambiar de círculos y contextos, así como de crear y refinar herramientas sociales, pude empezar a buscar y encontrar al fin gente afín a mis intereses, luchas y destinos.
No podré enmendar nunca la soledad y el dolor de la pequeña Paula, pero ahora puedo rendirle respetos con un libro como este que he escrito sobre Super Mario RPG, su juego favorito. Porque el libro también existe porque ella nunca dejó de amar lo que debía ser amado, porque aquel mundo horrible en el que le tocó crecer nunca pudo derrotarla. Porque Super Mario RPG y otras historias de Fantasía la acompañaron y la ayudaron cuando nadie más quiso o pudo hacerlo.
Porque esas historias fueron sus verdaderas y únicas amigas.
Espero que algunos lectores eventuales del libro, en sus propias lecturas, puedan entrever el amor y la pasión de esa niña que fui en mis palabras adultas… y acaso los niños que ellos fueron también.
Si esta obra logra que alguien juegue o rejuegue Super Mario RPG, y que en su experiencia disfrute el juego con la maravilla que se merece, me sentiré plenamente satisfecha en esta batalla.
- 6/05/2023
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