No suelo leer obras de Fantasía inglesas o norteamericanas contemporáneas, dentro de un rango de al menos 20 años, que hayan sido relativamente celebradas. No me interesan demasiado, salvo contadas excepciones (Jonathan Strange y el señor Norrel, de Susana Clarke, por ejemplo). Esto se debe, ante todo, porque rara vez conecto con sus estilos, aproximaciones temáticas o incluso con las motivaciones de sus...
- 1/27/2020
- 0 Comentarios